NO HAY MEJOR ESTANDARTE


NO HAY MEJOR ESTANDARTE 

No hay mejor ejemplo. 
No hay más luz en el sendero que la tuya, que siempre me enseñó a ser puro y bueno. 
Y aunque la pureza a veces se hace de menos, yo llevo en el corazón tus días, tus horas a mi lado, dándome paz y restándole veneno al camino. 
Porque sin las madres no seríamos lo mismo. 
Sin poder tener a esas caricias dándonos lo sereno para reflexionar, y saber cuál es el verdadero sortilegio de la vida. 
Sin una madre que te quiera. 
Sin esa melodía que te lleva y te enseña a ser mejor cada día, y a tener siempre lo tranquilo en el pensamiento, pues ella siempre enseña que cuando arde algo por dentro se tiene que buscar el agua cristalina, que también llevamos en el interior, y con ese ungüento que siempre ella nos dio, podemos calmar la rabia y el dolor de tanto fuego y resquemor. 
Y si algún día tengo lamentos y melancolía será porque pienso en la madre que me dio la vida, pero también junto a ese recuerdo qué es un lucero que siempre ilumina, que siempre da luz a mis días, al saber que llegó el día en que dejó solamente un ayer, unos momentos y alegrías de felicidad y de tantas caricias, que me entregaron la vida. 
Y caminar será más apaciguado porque lo que con ella se me brindó, nada puede superarlo. 
Hoy en día sigo teniendo su perfume que me entrega al alma todo el amor que necesita, para tener ausente la rabia de no aceptar en ocasiones esta vida, que espanta el feliz soneto que me lleva al cielo de superarlo y entenderlo… 
Pero estás y me das el valor para conseguirlo… 
Madres sois como reflejos de la memoria de lo humano y la bondad, que tiene este ser que soy cuando camino, y que tanto daño se hizo a sí mismo. 
Solo puede llevarse todo lo cruento que se hizo, toda la equivocación que recordar…una madre con su amor de verdad. 
Pero creo que somos mejores porque siempre ellas están, siempre nos dan la verdad para seguir y continuar… 
Es el “Día de la Madre” y yo quería honrar a todas las que siempre validaron este andar, con darnos amor propio, y calmaron el hambre de felicidad con caricias, borrando de la vida lo sucio que se tiene que superar. 
Hoy te abrazo mi amiga y mi aroma de lealtad. 
Ten un beso cálido para que sepas que soy tu hijo, y siempre mi espíritu tú especial presencia honrará, y de ti mi recuerdo nunca lejos estará. 
Te quiero y siempre mi corazón por ti latirá. 
Sin tener una luz como la de la mamá, no se podría seguir sin caer en el pozo de la cruenta y maltrecha realidad de la humanidad. 
Siempre soy feliz, y el día de mañana cuando no te pueda abrazar, solamente tendré que mirar en mi pensamiento, y decirte una vez más que te quiero tanto que no podría estar viviendo sin acudir al recuerdo qué me has dejado, tan hermoso y tan bello, mi madre, mi alma durante la vida de ejemplos llevo tu ser en mis adentros. 
El agua cristalina para que crezca mi sabiduría, eso eres madre linda. 
Por siempre tuya, para siempre en ti mi vida y mi evolución siempre recordándote mi madre, mi ausencia de los rabiosos días. Caminar y no lamentarme a ti te lo devo. 
Te quiero mamá y quería que lo supieras. 
Cómo siempre te lo digo, como siempre acariciándote este pequeño que aún sigo siendo.
Te tengo en mis días y tengo lo hermoso de ti dentro… y seguirte sintiendo mi estandarte. 
Te quiero mamá, no lo dudes nunca, ni tengas preguntas: ¿de porqué? Ni siquiera ni un momento. 
Hoy soy de ti y de tanto tuyo, amor sincero. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
Poeta Intemporal ©.

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