UNA COSTOSA CALMA


UNA COSTOSA CALMA 

Retiré la ceniza,
el dolor y la agonía.
Calmé la locura que me hizo trizas,
salvando a quién hoy ya no agoniza.

Fui torrente de melancolía, 
el que aún la pena desliza,
la lleva lejana de mi valentía,
lejos de mí, espaciada, 
apartada del hoy, que me realiza
y le da calma a mi alma quebradiza.

Hoy aplaco los incendios de aquella incertidumbre, 
con ese amor que para mí, 
cada día es costumbre. 

Y amando, soñando y versando la vida, 
tengo la lumbre en el corazón, 
esa que me ilumina el camino 
de aquella resbaladiza y esquiva alegría, 
la tan perdida y sometida a ardientes heridas,
ese padecer que ya ni quema ni arde 
en desmedidas llamas,
las que ya no siento prendidas,
las que hoy ya no someten a mi alma,
las que hoy mi fortaleza remite y apaga.

POeT@ Intemporal ©.
Miguel Ángel Pérez Salcedo

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