ESCUPIENDO MIS VERDADES


ESCUPIENDO MIS VERDADES 

¿Qué vale su vida para la humanidad?
Últimamente hay retóricas que me asustan.
Pero, lo más duro de llevar, son esas imágenes que muestran tanta barbaridad.
¿Qué deriva está cogiendo nuestra aspiración de progresar?
Unos retrocedemos y otros ponemos el turbo dejando dolor y miseria atrás.
¿Qué fue de la sensibilidad?
Hoy es más bonito y divertido, gozar con sufrimiento ajeno, es distraído y darle igual al otro su semejante, es moda, eso es ser moderno y del disfrute perverso terrible, hacer gala de un chulesco galante, horrible es la distracción que en vena absorbemos.
¿Qué ocurre con la emoción, y con su respeto? 
¿A caso, está el fuego del mal deseo, quemando del alma sus aprecios y buenos sentimientos?
Será, que tanta ostentación y codicia nos está secando la conciencia, siendo esta un bolillo de maleza seca y fácil de prender, arder en el odio y la práctica del destruir en vez de amar, y desde ahí hacer al bien crecer. 
¿Dónde vamos, y si estamos ya perdidos, es este el cruel cisma que nos habrá engullido? 
Abismos estoy soñando, luchan entre ellos, se devoran y se hacen entre risas macabras, un grandísimo daño. 
¿Vivo un tiempo precario o es la realidad que ha venido para soportar más mal, que ridícula e hipócrita bondad? 
Ya no sueña mi alma con una feliz libertad. 
Ya sé de las torturas que sufren las mujeres, sus hijas, y también las nietas que ese odio heredarán. 
No soy optimista, en un mundo más belicista. 
No me quiebro de esperanza el corazón, pues la sangre a borbotones espesos ya no impulsa aquel anhelado amor. 
Yo no he nacido para calamidades y falta de dignidad.
Yo no me llamo, "enfermedad”.
Yo temblé, ¡me rompí, lloré, sufrí! Pero hoy escribo con sinceridad, y escupo y vomito todo lo que no puedo soportar.
He oído decir, "prefiero comerme a un humano que a un animal”.
Creo en la dignidad del mundo salvaje y de todo aliado existencial. Pero no hay que confundir, no es odiar tu propia raza para otra vida dignificar, pues ese relato arrastra más si cabe, a los seres humanos a su pozo de desprecio e inferioridad, trazando el aumento de la precaria ya de por sí, rota emocionalidad.
He escuchado seres decir, que no hay solución para tanta rotura de conciencias.
He alucinado por creer ya desde niño, que traicioné mi propia transcendencia.
Ya nacemos dañados y con la mente despierta, pero muy vacío el corazón, y con un pálpito de sorda emoción, esa que entre llantos, risas y asumidos espantos, cada vez más se aleja.

POeT@ Intemporal
Miguel Ángel Pérez Salcedo ©.

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