¡CÓMO TÚ, TANTAS!...


¡CÓMO TÚ, TANTAS!... 

Te buscabas cada día, cada instante.
No te hallaste nunca, por lo menos en el tiempo que tuve en tus días mi compañía.
Eras niña, frágil, tímida envuelta en química,
desmedida de ponerte cadenas a más a más, mucho de contener a pesar de sin medicar, sin adormecer tu ansia que delira, hubieras sido la misma, loca, muda, perdida.
No comprendí jamás, no entendía, el porqué, por qué si ya loca no nacía tu realidad, te hundía la psiquiatría en su sedación sin intentar volverte al suspiro de vivir, de realizarte en salir del pozo de la oscuridad demencial.
Nadie te dio la oportunidad, y cómo a tantas secas de al grito reflotar, 
deambulabas en los edenes, de la falta de querer la vida devolver a la tangible felicidad.
Hoy te vuelvo a recordar, Nuria, desaliñada lira entonada, vulnerada poesía sin voluntad de nadie, por no ser nada que importará al nudo insensible del yugo interesado,
interés de un sistema de someter pero no desear recuperar, sois olvido atado al opio sucio de los demonios de atuendo blanco, sucio sujetar la vida loca sin ganas de disociar delirios macabros, de poder disfrutar una dicha real, volviendo del encierro para ser humana y sentir por amor. 
¡Maldita realidad!... No es terapia ni tratamiento, ¡abandonar al loco hundido en su química obligación!... 
Somos personas, y si se intentara rescatar, la locura de su profundidad, podría decirse que en la psiquiatría hay algo de dignidad. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POETA Intemporal ©.

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