POESÍAS



El amor más sincero y hermoso, es ese en su desnudez más pura, ¡dónde sabes del interior nada más con el pálpito del corazón, sabes el qué... el cómo... y el porqué...
Esa es la pureza de las almas que viven solo por sentirse enamoradas, siendo su relación real, clara y de miradas llenas de lealtad diáfana y sin esconder su sinceridad, esa del amor más sincero y hermoso, es ese en su desnudez más pura. 
Esa es la realidad en las almas que viven felices, solo por sentirse halladas, siendo su relación real, verdadera y de miradas en trasparente unión leal, confianza diáfana y pasión en su amistad, sin esconder su sinceridad, esa que crea la belleza más de verdad y mágica, la que nunca podrás encontrar en otra esencia, que en esa que te ama desde su palpitación más natural, la que hacia tu ser va confiada y enlazada, siendo ritmos vuestros sentidos, de un amor pleno e infinito en su certero destino, poniendo vuestros pálpitos en la melodía universal y su melódico porvenir, el que en vuestro amor os pone lo mágico de ser unidos por su iluminada unión, de ser por amaros sin ni siquiera notar físico ni su exterior pasajera piel. Es vuelo de dos pájaros mágicos, que se aman como el sueño desea poder hacerse amanecer y su vuelo emprender, más allá de sociedades y sistemas de poder. Solo son amor y así se centran en su porqué... solo en vivir para eternos amarse y siempre volverse a merecer.


Es vuelo de dos pájaros mágicos, que se aman como el sueño desea poder hacerse amanecer y su vuelo emprender, más allá de sociedades y sistemas de poder. Solo son amor y así se centran en su porqué... solo en vivir para eternos amarse y siempre volverse a merecer.

Hay un ruego en el alto cielo. 
Hay una espera de otros acontecimientos. 
Son maestros mirando en espera y atentos están, esperando que cambiemos, 
que se modifique nuestro riesgo de abandonar la vida con los sentimientos ya muertos, 
y la emoción hundida, y tan perdida en un abismo de mortificación de terrible rostro en desasosiego, 
con la oportunidad de alzarnos lejos de nosotros, tan lejana que ya descartarán descender para sanarnos las almas. 
Y lejos quedará, lo que podría haber sido la raza humana, 
a subir al espacio sideral y unir su inteligencia a la sabiduría de las galaxias.


Al sol primero del día, le he escrito una poesía. A mi primer sentimiento le he dedicado una caricia. Y ese ha sido, pensar que siento un amor tan grande y profundo, que el resto de mi vida, nada podrá hacer de él, error, lamentación o desgaste en mi sentido de amarlo, sentirlo y gozarlo, tanto como la mañana a sus destellos de nueva energía, y así, poder amarlo con el alma y la esencia de ser para amar lo eterno y legendario, ser amante de los corazones de buen talante, para ser mejor despertar de la emoción que bate al sentir amarlo, y siempre, sin tener ese sentirlo temerario.



Soy poeta y además feminista. Mi vida la dedico a ser activista, de una manera altruista y sin trazos elitistas. No estoy en los movimientos por intereses propios, si no por desinteresados cambios en la humanidad y tanto descosido logro...
¡¿Qué hace una vida más desigual y con más daño, y ,sobre todo ante el dolor llegar a pesar de la sensibilidad de otros?! Eso de lograr, ese deseo de vivir dichosos, sin vivir pisando sueños y anhelos de felices propósitos. Algunas almas, podréis pensar: “¡cuánto ego!, ¡cuánta ostentación de su ser propio! Pero nada más lejos de la realidad, que soy un ser de vocación para poder poner algo de sentido común hacía una vida y un camino de más amor, igualdad y redes al unísono, que no se desgarren por destacar enterrando amores con odios!”.



Podrá el sauce zafarse de otra década.
Podrá ser más triste otra despedida.
Podrá llevarme la sed de la que creo que quién soy lo olvida.
Podrá haber cien veces un anhelo de compañía.
Podré llorar pérdidas y despedidas.
Podré amar aún 
sin sentir cerca algún amor sin lejanía,
pero lo que jamás entenderé, 
es que no me llene de lo mágico de amar otra vez el ser.
Y si es así, le pediré cuentas al destino, 
por dejarme yerma la esperanza, 
de volver a madurar la fruta 
que emana la pulpa
de dulzura del querer.
Será implacable mi venganza,
pues en otra vida,
amaré por dos sendas
a el alma que me seque 
de la triste espera las entrañas, 
y la pena, esa de no hallar del amor 
su riqueza de hermosas fortunas y vitales hazañas.







Comentarios

Entradas populares