MÁSCARAS DE PLÁSTICO


MÁSCARAS DE PLÁSTICO 

Hablar de la hipocresía, de esa doble forma de expresarse, citar lo que no es un interior, haciendo ver desde un disfraz lo que nunca se creyó. 
Y es negar con atrezo para comunicar lo que quieren que parezca, lo que en realidad no sienten y nunca sentirán... 
Hipócritamente tratarán la diferencia de los demás, para quedar bien y después maniobrar en contra del que se cree esa mentira, esa enmascarada de sensibilidad, de benevolencia a una causa o de creencia hacia algo que en ellos no es verdad; porque lo que quiere decir el hipócrita, en realidad, lo calla, haciendo ver que está de acuerdo, que conecta con tu forma de ver las cosas... 
Te dirá que todo está bien, que no pasa nada, que piensa como tú... que lo estás haciendo bien y por detrás sentirás una puñalada, cuando descubras que es así... que en realidad todo era una falacia y una manipulación, para de veras no empatizar ni acercarse nunca jamás a ti ni a tu verdad. 
Hipócritas hay en todos los ámbitos, pero yo, me voy a centrar en la salud mental, es lo que he vivido desde hace tanto tiempo, con lo que he tenido que batallar y aún sigo combatiendo. 
He conocido profesionales que te daban palmadas en la espalda, que te decían, "todo irá bien, tómate tu medicación, intenta no hacer nada... que sea cumplir un sueño o una noble y provechosa causa. Transformate en un objeto, impertérrito de emociones, capado de ser capaz de tener derecho a la emoción humana”. Pero, eso no te lo dicen, tampoco te informan de todo lo que deberían, aun por caridad, si no son deseos de su provecho, no es amor de que halles la felicidad, solo es interés, en su propia profesión sin profesionalidad que sea verdadera humanidad. 
Solo te ponen buena cara, te dejan ver una sonrisa que tras ella esconden una intencionalidad macabra. Son intereses, son formas de trato que te van desviando de lo que en realidad por detrás se está tramando...
He sentido el mazo de la condescendencia, de esos que se supone que tenían que protegernos, pero en realidad, detrás de un protector alegato estaban traumas, maltratos, microtraumas para que esa recuperación que abanderan se transformara en más peso en la losa que soporta el alma. Pero, todo parece que va direccionado hacia tu volver a vivir, volver a ser alguien... ¡qué sí!, se siente feliz, adaptándose de nuevo a su nuevo yo, a esa reestructuración del cerebro, y no hay sistema de bondad y amor, sino, condicionamientos, estorbos y recuerdos, de dolor, química que resta vida, decorada con una paz que solo calma sedando el dolor, que nadie tiene interés en liberar, ¡hipócritas!, los hay en muchos ámbitos, en este transitar, pero a los locos se nos calma con mentiras, con una dejadez de recuperar al ser humano, la que espanta cualquier creencia de respeto a la vida, esa que no interesa ni hay voluntad en que sea saneada, (recuperada), por estar lejos del interés de nuestros hermanos, los codiciosos sádicos.
Pero también hay gente buena, que van de cara, que te explican las cosas, que te dan alternativas, que te acompañan en la vida, que se desviven porque vuelvas a coger las riendas, porque decidas, porque valga tu voluntad, porque se tenga en cuenta tu derecho. Son aquellos, son los menos, pero también existen personas que quieren recuperar las esencias, para que vuelvan a brillar y se alejen de la desesperación y su decadencia  en la vida, eso que pasó en incremento del ansia espiritual y ahogando al ser, así sin que apenas se pueda revelar con ayuda de lo que es el disfraz, ese que hipócrita te confundirá.
Hipócrita, es solo el que vive sin vida que amar.

Hay otra doblez muy íntima… 

Todos los personajes internos, duales y tan lejanos entre ellos. La hipocresía de nuestros propios adentros.



Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

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