AL IRSE OTRO DÍA


AL IRSE OTRO DÍA 

Cuando va alejándose la tarde y agonizan las brisas soleadas.
Vuelve a mi recuerdo aquel rumor de caricias enamoradas. 
Aquello que en mi alma era el sustento vital, la emoción más enriquecedora 
y entusiasmada de mis días. 
Mi razón de ser y de seguir adelante, 
el porqué de la vida y sus desgastes. 
Al caer la tarde en el adiós de otro día, 
vuelve a llenarse mi corazón de una gran melancolía. 
Porque, sé que no volverás conmigo, 
que te fuiste para quién sabe, si no regresar a volver a amarme, 
abrazarme y a quererme, a tenerme tan feliz, 
que volaban mis esperanzas al lado de las golondrinas y sus vuelos entre brisas de suspiros de poesía. 
Hoy se está yendo otra jornada, 
y aún, pesa más que ayer este sentirte lejos y sintiendo el alma un poco cada día más abandonada. 
Se está marchando algo más de tiempo, 
y con él, aún siento más profundo el anhelo de no poderte ver, tocarte, mirarte y sentirnos la piel. 
Ya mismo estaré soñándote, y en algo, habré de mitigar este angustiarme, sentirte lejana y como de esa manera se desvanece mi dicha, ese poquito de sentirme atado a la vida. 
Porque ya no veo tanto sentido a despertarme en las mañanas, si no tengo, sin el aroma a café y el goce de tu compañía,
y aquellos besos que en mi ser eran hermosas cosquillas, de ese amor que era lo verdadero de vivir en saber de su gloria.
¡Ay! Se va el día, pero no cesa mi anhelo, 
y se perpetúa lenta, 
su embestida.
¡Oye este lamento! Allá te va mi herida poesía.

—Miguel Á.
POeT@ Intemporal ©.

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