UN GUIÓN LLENO DE BORRONES


UN GUIÓN LLENO DE BORRONES 

Me arrancaron la esperanza. 
Me desgarraron el alma, mil demonios sedientos de delirios en un inmenso sufrimiento.

Fui sacrificio de un cruel padecer, 
increíblemente tremendo. 
Era lamento de un ser, que nació para caer, para cientos de tropiezos volver a restablecerse y
ser un corazón, el que latía a pesar de tanto impedimento,
de tantos apuñalamientos de delirantes jueces que juzgaban mis sentimientos,
dándoles sentencia de gritos punzantes, desde dentro hasta un sinfín de dolientes aullidos del propio aullar, ese, ese en mí, el de mi interno infierno sin cesar.

Quise huir del mundo, irme lejos de este cuerpo, salir y volar y que se me llevase el viento, mucho más allá del aliento, que era el que me hincaba su punzón impregnado de hiel en las entrañas.

Me cosí las llagas, curé mi sangre, mi pensamiento lo hilé a un salvador empoderamiento.
Tuve que revivir la imaginación desde un circular ahogo perverso.

Ya sé, que esto son solo palabras, pues quién sabe... lo que hay que tener para no acabar preso del loco y rabioso padecimiento y sus arraigos que tanto pesan y amargan.

Yo, solo puedo explicar, aquello que me tiene sostenido para no haberme marchado ya, y es tener la certera convicción, que hay algún universal compañero que me da su poderosa protección, —¡locuras tuyas!—. Y tanto que lo son, pero esto es mi sentir la vida sin salirme de mi libre guión, indemne de lo peor, teniendo el concreto presentimiento, de que hay una esencia en secreto, que es la que me sigue poniendo salidas a los más terribles encierros y lamentos.

(POeT@ Intemporal) 
Miguel Ángel Pérez Salcedo ©.

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