NAVEGARÉ


NAVEGARÉ 

Soy de esos hombres que le regalan a su madre un suéter bonito, porque claro, conozco sus gustos de vestir y los complazco. He tenido pocas parejas. Pero con la última estuve cuatro años y fue una maravillosa experiencia. Ahora es una gran amiga y una buena aventurarada consejera. A ella la apoyé y crecimos juntos, ella se hizo más precisa en su cautela y se conoció mejor, para buscar esa belleza entre la maleza, la que se esconde tras trazas que no desvelan lo hermoso de su esencia, las vitales de amor enriquecido en su interior, pero escondido para no recibir males ni caer en torpes tropiezos que desesperen su cariño ofrecido con delicadeza. Yo aprendí de la calidez de una entrega sin fisuras de deslealtad arriera. Ahora mismo, voy viajando con el remo virando en el destino siempre a la vera, a favor de otros y otras como lo hago conmigo mismo en la vereda. Hoy sigo al ritmo de la bondad y siendo para los demás, sincero en mi amistad y con la voluntad verdadera, siendo esta, vela en la mar que navegaré hasta mi última hora con esta presencia.

—Miguel Á. 
POeT@ Intemporal ©.

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