LO EXPRESO VALIENTE

LO EXPRESO VALIENTE 

Y diréis: ¿cómo es la vida estigmatizada de un loco? Pues depende... Esto de llevar desde los dieciocho, cargando una etiqueta en los hombros, es doloroso. Pero, también he de contaros que soy un privilegiado, a pesar de todo lo vivido he salido vivo de tanto... He sorteado, siendo uno de cada tres el que no sigue en su pesadilla atrapado. Y es así, por haber caído y al haberme levantado muchas veces..., he recogido mi autoestima y la he curado. ¿¡Qué no ha sido fácil!? No, no lo ha sido, pero tengo un premio por aquel castigo: la experiencia y su resiliencia que siempre va conmigo. 

Y es, el sustento de tanto sufrido lo que me devuelve cada día un valeroso suspiro. Ya nada me hiere sin pasar antes por mi permiso. No existe ya, nadie que sea capaz de revivir en mí, aquel cruel delirio, pues soy un bloque de hielo protegiendo un corazón, con lo que no se quemó en las llamas del desprecio, ese pálpito que fue sometido con saña y muy mala intención por las almas que limitan a otros espíritus, dándoles la oportunidad, esa sin salida fácil que tomar, solo sentir la voracidad, de una hoguera que prende con fuego de condena, esa que impone la mía propia, mi misma sociedad, los mismos que están sometidos en un mundo que emana tristeza, por no aceptar la maldad que lo apresa, haciendo a las almas adictas a la dosis necesaria para su anestesia, lo que les hace seguir pero de una forma más insensible ante tantas verdades de maldades (...), y vivir mudas, sordas y ciegas. ¡Mejor así...!, que hundirse en lo real del maltrato y la calamidad, tantos daños que asolan sus instantes irreales. 

Y viven, con el aplacarse entre químicas sedantes, que aderezan los imposibles insuperables.

—Miguel Á.

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