ESA OTRA FORMA

ESA OTRA FORMA

DEJAR LASTRES POR AMOR. Solamente son sinceras con el amor, las almas que honestas entregan su vida por amar otro corazón. Y así alejando pertenencia de esa hermosura libre, es como se disfruta su bendición.

Es amor real, ese que te mira y te hace brillar con la calidez de la deseada libertad.

Es amarte al amarme, y desde ahí, ser estelas de rumbo sin igual, pero amando en disperso avance de logros y capacidad, pero al ritmo de una sinceridad de desear el mismo caminar.

La más sana relación de una vida con otra vida es unir al fluir las vidas, fluyendo en los pálpitos que de la senda apuran, y con la sincera dulzura remar en la marea del océano, navegar la mar que alienta la ondeada corriente de tanta locura.

Amarse para amar al que siente y elige vivir su vida con la tuya, llevar la guía del amor como buenaventura.

Llevar un timón al unísono, ser galantes de surcar con la pasión, el sentido mismo, ese de la sincera verdad del amor y su reguero de ostentaciones indistintas, disociar amar de egos y egoísmos, que su sentir limitan y dejan lo precioso hecho jirones sin costura.

Solo es digno de amar, el que hace de la vida un pálpito de felicidad.

No hay alivio más hermoso que hallar, que esa sensación, esa de que al sentimiento le entrelazas un sentir las alas desplegar, sin que duela volar ni esté dirigido con una intención de dominar, con los celos de propietario yugo controlador en lo que no es... y es propiedad que desbarata la alegría, que el cierto amor emana en su grandiosidad de dichosa vida por amar en los días...

La misma ruta en el amor por vivir e iluminar, es ser viajeros de unido equipaje, pero con maletas íntimas y de diferentes bagajes, es llevar lo único a expresarse en la serenidad que las almas se procuran, siendo un leal respeto en la liberación de decidir unificar trasiegos y amándose apoyarse sin trabas. Es ni pensar en crear trémulos e insípidos consejos sin más deseo que dirigir lo que no es objeto ni es brújula, no se han de mapear las direcciones del amado/amada por la idolatría de los egos tercos que no le suman al amor nada.

—Miguel Á.

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