¡AY DE MÍ, SIN TI!
Porque no soy nada,
y es estar sin tus caricias,
es tener la realidad
perdida y aislada,
es sin notar el lucirse
de tu amarme internamente,
fuego que separa mis sentimientos,
es muralla el espacio de altas llamas,
lejanía para mis entrañas,
es anhelar complacer nuestro amor,
es llegar a la cúspide de amarnos,
entre lo que nos apacigua, ahí,
con nuestros sinceros
despiertos pensamientos,
ser esa verdad de amor intrépido,
sin la ansia de lejanos males
que puedan desolarnos,
y culminar nuestro unísono
mundo interior unificado,
esa verdadera sensación,
de un amor tan y tan esperado...
¿Estás, quizás, en otras químicas,
de otros parajes, los que viviré
en el viaje de infinitas andanzas?...
¡Te amaré, lo volveré a hacer... mi amor!
De mi eternidad eres la razón.
Pero sin ti... no hay mundo para mí,
y eres vivir sin sentir
anclada la dicha en desazón...
Pues... ¿Dónde espera tu amor...?
¡Qué es creer en el mañana...!,
sin ser tú, mis alboradas,
por ser tú... eterna delicia,
en mi romántica alma.
—Miguel Á.
POeT@ Intemporal ©.
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