A LA VOCACIÓN DE LA CURA


A LA VOCACIÓN DE LA CURA 

Tantas vidas habéis salvado y que mal contrato se os sigue entregando...
Apenas se os considera por la gobernación de la institución primera, esa que apela a la falta de recaudación. Y si hay cada vez más demanda de asistencia, ¿cómo seréis competentes si no se potencia la sanidad de barrio, esa que es el primer reclamo? ¿Sin más reconocimiento laboral y contratos para sumar manos en lo laboral, en la vanguardia de la sanidad primaria, la que ha de acoger la salud precaria, cómo vais a seguir sanando una cada vez más crecida sociedad, esta cada día más enferma de tristeza y patologías varias...?, ¿la medicina que va sumando debilidad en su intención de sustentar la salud de los demás, cómo va a poderlo soportar?...
¡Se os aplaudió en lo peor de esta pandemia mundial! Pero pagasteis las consecuencias de un estrés agravado con una vocación fascinante sin recular en ayudar y apoyar. Pero hoy se os exige seguir adelante con esfuerzo y mejor talante, lo que pasa, es que no crece el trato a vuestra dedicación, no se os abastece de mejoras laborales y sentís cada día más presión y sobrecarga en vuestra sanitaria atención. ¡Sois valientes, pero hasta el guerrero más fuerte y ferviente necesita buenas armas y tener cura en su mente, esa que revitaliza su lucha ante el frente del dolor más fuerte en su lamentación creciente!...
¡Qué llegue la reflotación de la sanidad y su sustento social! ¡Qué no hay ni habrá un progreso sano!, sino se le da a la profesión de sanar y curar, esa del cuidado y de la calma en el dolor que trae la enfermedad, más valor en su hazaña diaria, más retribución para sus horas con esfuerzo entregadas, ese tiempo que con estrés tremendo entregáis a los demás con amor, cariño y empeño, ese que muy poco reconocido y valorado está por los mandatarios, esos ciegos de lo que cuesta cuidar y sanar o darle al adiós una salida calmada, con la que dignamente partir a la otra orilla en el último navegar de la vida andada, este vivir de tormento y dicha algo más escasa, en tantas intensas derivas continuadas...
¡Para la placidez de la medicina!, ¡para las enfermeras y médicos que se dejan la vida y por todas las sanadoras causas para el alma! ¡Para las personas que hacen de su tiempo caricias, esas que revitalizan al ser de algunas agonías en nuestro físico perecedero, de esas inclemencias que de la existencia son complementarias, complementos en este duro y tan sentido trasiego!...
¡Por vosotras, almas sanadoras de todo el posible sufrimiento!... 

—Miguel Á.
POeT@ Intemporal ©.

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