UNA MADRUGADA RUIDOSA


UNA MADRUGADA RUIDOSA

Luz cercana, con bombilla mundana.
Son las cuatro de la mañana, oigo una risa,
creo que alguien habla, creo que está aquí, adentro,
la oigo muy fuerte, en mi pensamiento, furiosa,
alterada, me están retorciendo sus palabras.

«¡Maldito, te tengo muy bien cogido!
¡Te dejaré a alaridos sin sentido!
¡Nadie podrá darte ningún respiro!
Pues mi voz, es ahora en ti dominio.
Te voy a dejar el ser: muy congelado y frío, 
de tanto exhalar tu aliento abatido».

Amaneció, y todavía retumba el sentido,
ha sido, he soportado un furioso castigo.
Pero ya al fin pasó, la química ha doblegado,
le ha puesto fin al delirante aullido.
Sigo mi vida, hasta que otra vez:
someta sin piedad a mi espíritu.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©. 

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