NO HA DE SER ASÍ...
Yo como alma, sentí la maza humana.
Pedí auxilio en vano, hallé la tortura.
Endiosados, dueños de la piedad.
Amarraron mi frágil dignidad.
Quise gritar, desde tanta locura,
pero, solo exhalé apagada furia.
Mi alma secó su poca y tibia luz
en aquella perversa contención,
en una habitación triste y muy oscura.
Tengo pesadillas muy dolorosas,
de sentirme como en aquella cama,
como un peligro al que hay que controlar...
Tantos recuerdos, de tantos ingresos
llenándome de más atormentar,
recuerdos, de vida que lamentar.
Más memoria de un intenso dolor,
un refrendado salvador favor,
armado protocolo, ponderado
por los tan normales como muy cuerdos
y su torturadora solución.
Vulneración de derechos, ¡ahí
no ha de estar!, jamás ningún ser humano,
creyéndose el alzado mismo Dios,
un ejecutor de lo más certero
y verdadero, haciéndome más yagas
de angustia muy adentro sin compasión.
No es él, el que ha de grabar mis recuerdos,
cuando estos, son de salvación a base
de correas, que desgarran con fuerza
los muy frágiles y tan doloridos
sentimientos, sin volver a creer:
en la protección de mi autoestima,
que fue todo, menos el protegerla...
Solo me sentí: aún más dolorida,
más desvalida, más sola en la vida,
más despreciada y en más horror sumida.
Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.
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