SIN ESO... NO ME MUERO TRANQUILO


SIN ESO... NO ME MUERO TRANQUILO

Hay locos en la vida. Hay tantas personas separadas de esa realidad que tanto daño introduce, es el alma y en su transitar es la que sufre. 
Hay cuerdos que van de normales, que van vacilando de que tienen su normalidad, de que son los mejores, los más optimizados, los que siempre encuentran la verdad, que esta está en sus manos. 
Hay millones de sombras siguiendo a cuerpos, a los que les habitan almas que viven sintiendo, sufriendo, y a la misma vez que danzan otras no tienen ni un mínimo de conciencia, y hacen lo que sea..., lo que es necesario para sentirse tranquilas, placenteros sus quereres, codicias, y sin buscar ninguna emoción. Porque no saben lo que guardan esas riquezas, eso que siempre ilumina el corazón, que es sentir amor grandioso, maravillosa felicidad de ver al otro feliz, gozando, estando todo lleno de gozo. 
Está el mundo lleno de locura, pero de sanación hay poca intención, porque el egoísta tesoro que más brilla, es la raíz de esta humana enfermedad que está contagiando el mundo, que nos separa y no es que hay una grieta que vaya en toda la redondez de este planeta, sino, que los que lo habitamos es que caminamos estas sendas, y así pisando somos los que nos señalamos y nos hincamos millones de flechas. 
Tú eres..., tú haces..., tú sientes... idolatras, tú tienes ideología o pensamiento, tú eres así u asá..., y por eso mi ser y mi ego te apartan, no te quiero cerca, alejémonos, así me sentiré menos pequeño, puede ser que de esa forma pueda quererme más y sentir dentro un poco menos ese infierno, esa devastación que no deja que la vida sea un lugar donde querer ser, amar y poder gozar la libertad de bailar. 
Si a uno le apetece desde delirar de alegría, o a veces si ser un loco y ese llenar el alma de imaginada garantía, de no romper con la verdadera autoestima. 
¿Estamos algo locos?, ¿soy yo?... 
¡Pues qué a mí!, a mí la muerte me encuentre loco, y así me iré riendo y alocado, pero tantito lleno de amor, loco, pero todo amoroso de intención. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

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