EXCLAMACIÓN EN EL ADIÓS


EXCLAMACIÓN EN EL ADIÓS 


¡Aquí dejo, mi réquiem!, pues aunque aún no he de morir, he de morir algún día también. 
Señor que alzas las tumbas, los fuegos y sus cenizas, dale tranquilidad a mi alma, sé allá arriba: buenaventura en esos cielos, esos que tú reinas con caricias y templanza.
Señor yo te ruego, aun no creerte cierto, aun mi fe en otras verdades de regreso para seguir enseñanzas. Yo solo pretendo, solo dejo una esquela adelantada, para que si me acoges en tus cielos, no sea el renegado que se apartó de tu bonanza. Yo he sido buen ser humano, buen caminante sin hacer daño en sus andanzas, por eso sí…, si he de hallarte tras la última plegaria: sea al universo o a un regreso que se deviene sin divina constancia, solo pido y deseo: volver tocado por la gloria de seguir el bien, al igual que lo he hecho en esta vereda que quedará lejana, de recios momentos y vivencias mundanas, para amar y gozar de tanta sentida emoción glorificada.
Señor, soy libre al partir, soy tan solo otro que por destino moriré, solo un suspiro y anhelo que también he de morir. Solo otro ser que se alzará, que subirá al círculo de la energía y su bendita verdad. 


Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©. 


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