EL FINAL DEL DUELO



EL FINAL DEL DUELO 


El novio de la muerte, es amante de no querer irse por mala suerte.

Ha caído en miles de conflictos, ha sacado en mil más coraje para conseguirlo.

El lejía es quizá un vanidoso, pues de morir no se echa para atrás ni si quiera un poco.

Nadie en valerosa valentía lo ha de frenar, por ser legionario que con sangre ha de pagar.

Si algún día hay llamada a la reserva, sonará una profunda corneta,

eso indicará que se ha de volver, qué lo de regresar a la guerra, no se pudo dejar en el olvido esa vez...

Al caminar las patrullas legionarias, nada se dejará de lado de hacer por el creer, que es sin ganas pero con garra, eso de volverse a enfrentar por no perecer.

Casi con temple aplacado, pero la legión se levantará,

pues defender y hacer de la paz un tranquilo llano, nadie como ellos lo tendría que lograr.

Y en el continente sonarán aullidos arábigos, despertando a todo legionario, todo aquel que con su amada soñará.

Filas recias de soldados, en Ceuta tierra y Melilla en hermandad, ahí sus cuerpos serán el empuje para al frente de asedio arrasar.

Y sé oirá el rugir de los templarios, de las legiones avanzando sin vacilar, pues otra vez estarán casados con la dama, esa que los dejó aquella muerte llorar.


Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo POeT@ Intemporal ©.

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