CAMINAN SIN VER

CAMINAN SIN VER 

He sentido la pesadez de la soledad, solo, y sentir vacío sin llenar. 

Y habiendo sido aislado por el mundo, por aquellos que no saben nada más que ser desprecio, saber que ciega es su existencia en áspera terquedad. 

Fui igual, antes de sentir el voraz fuego de la irrealidad. 

Estuve manchado de hipocresía, de esa verdadera realidad obscena, la que desarraiga al alma sin piedad. 

No estamos nada locos, los que sabemos de fantasear para no volvernos odio, ¡qué nos queremos mirar de iguales a igual!, ¡sí! Amarnos y dejar de empujar con dolor desafiante en desarraigar, hacia la silenciosa obtusa negación del amor, soterrando en mezquindad la paz de la mente, y sin vaciarla de apreciada verdad, hacer ver nuestra serena realidad. 

Es equivocación en profundidad, eso del ser y su deseo de felicidad, pisando sin pedir perdón ni sentir empatía hacia la ajena herida de aislamiento, desangrando de amores sinceros todo pensamiento, un aislamiento al que arrastran esos supuestos cuerdos, los que deliran crédulos, ahí... en su doliente normalidad, el dolor de un delirio certero, la desquiciante sed de los mudos, sordos y oscuramente ciegos.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo

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