EL DOLOR SIGUE ESTANDO AHÍ...


EL DOLOR SIGUE ESTANDO AHÍ... 

Él fue un niño feliz,
fue un adolescente altivo,
se cayó pero, siguió adelante...
Un día lo diagnosticaron:
—Tiene un trastorno mental.
—¿Cómo?, ¡ay de mi pobre hijo!
Sus primeras dosis de química,
su primer tratamiento,
fue siendo a la vez de la soledad.
Su entorno se alejó...
Los que él creía amigos se fueron.

Le dieron una paguita.
Intentó trabajar, pero sufría,
era aquella manera de trato,
aquella doblez entre compasión y lástima.
Él no quería ser sobreprotegido,
no quería esa falta de sentir emoción,
por la sedación de su cerebro,
qué sí, le quitaba síntomas, pero...
era terrible no reír y sentir emocionalidad.
Su ser estaba cómo sometido,
aislado de la sensibilidad vital,
lo maravilloso de la vida, sentir …

Ya tenía cuarenta y cinco años,
su madre murió,
aquella que tanto lo protegió,
pero que lo dejó sin resiliencia,
sin herramientas contra el dolor.
Pero, lo más injusto,
lo que lo apenó más...
eso fue pasar a ser guiado,
fue pasar de la protección de su madre,
pasar a ser institucionalizado,
a seguir sin nadie que le diera,
que le devolviera el entusiasmo,
la valentía, la autoestima,
el amor propio, para ser dueño,
para sentir libre el suspirar de su vida.

Y aún lo ven en su silla de siempre,
en una residencia para personas,
para diagnosticados en salud mental,
todavía escribiendo poemas, versos,
historias que desearía hacer realidad.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

Comentarios

Entradas populares