NO SE PUDO ESPERAR


NO SE PUDO ESPERAR 

Miras distraída, me siento la envidia de otros...
Me pongo nervioso, hemos entrado en un callejón.
Tú has sido, a propósito, me bajas el pantalón.
Yo te subo la falda y bajo suavemente, te pongo mi sabor, lo meto dentro, mi saliva se adentra y oigo tu aliento.
Empiezo a extraer el placer de debajo de tu vientre, en el lugar que siempre piensa mi mente.
Sube tu gemido de bajo y tenue a aullido en tono más subido.
Me levanto y bajas, me coges... y la introduces casi hasta tu garganta.
Yo tiemblo, me inquieto por no querer llegar y no dejar tiempo.
Te subo de las axilas, te penetra mi vida, mi instinto te llena sin cuartel ni medidas.
Mi ritmo se va acelerando cada vez más rápido.
Me aparto y dejo liberarse todo el ansia placentera que estaba deseando.
Te abrazo y te miro, me miras y nos vamos camino del cuarto en ese hotel reservado.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

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