ANDA SOLA SIN ESPERAR NADA


ANDA SOLA SIN ESPERAR NADA

Solita, solita vino mi alma. ¡Y sí!, la abrazó una madre con todo su amor. 

Hoy continúa sola en su interior, no tan sola cuando necesita amor o desea entregar también algo de su cariño y su dulzor. 

Solita, solita está su calma, pues no quiere a nadie que le arrebate la paz. 
—¿Qué tal todo? 
—Bien. —Se dice en solitario diálogo con sus esperanzas—. Voy haciendo, dando solo lo que siento de sincero. 

Le hace en su vida diaria mejor estar solita. 
Se cose las entrañas en soledad, se cura las heridas y amanece al otro día con más voluntad de vivir y de disfrutar de la luz, esa que el sol siempre regala. 

Solita vive; pues no quiere depender, no quiere atarse a nadie...
Porque sabe que eso le puede algún día escocer. ¡Pero sí!, qué se arrima para amar sin esperar... Porque sin esperar nada a nadie mendiga ni susurra, ni le pide, solo sabe que se tiene y con eso va solita y así sin nada más, le basta, así sola y fuerte se sostiene.
Solita va viajando, sola camina mi alma.
Y al amor lo disfruto siempre, cuándo a mi lado viene, cuándo conmigo se abraza y sentimos lo que su bien remueve.
Sola va, soy más que todo, un alma solitaria.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

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