SIMIENTES
SIMIENTES
Cuando yo me tenga al fin que morir,
al llegar mi inevitable partir,
y cuando mi ser ya se desvanezca,
quiero que mi alma sea: brisa imperecedera,
y parte de ella sea muy esparcida.
Que se pose en tierra y sea nutrida
de la emoción sentida, de mi emocional vida.
Y tanto se soporta, tanta carta en la manga,
tantas barajas con su as y su jota.
Yo solo deseo dejar mi prosa,
dejar lo que yo siento tan adentro,
lo que del amor jamás me despoja.
Y nunca estará tanta sed calmada,
sin dejar fruto de sinceridad,
si no he amado y regado el edén de amor sincero,
de la sinceridad de mis adentros,
lealtad cierta al común universo.
Será un legado intenso en ser aprecio,
en gota a gota de esencial verdad.
Seré un jardinero más, para dejar estela.
Un sanador en emanar la paz,
lo roto aliviar, querer rehacer
el amoroso excelso sentimiento
en la aislada y perdida humanidad,
tan lejana al tan inmenso vibrar
del maestro, el majestuoso universo
de lo existencial. Ser desactivar
y alejar el desgaste de la absurda
deriva hacia tanta dominación,
la abocada a lo tan insustancial
y tan tremendamente demencial.
Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.
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