NO ES NI EL PSICÓLOGO NI EL PSIQUIATRA


NO ES NI EL PSICÓLOGO NI EL PSIQUIATRA

Me cambiaron de psiquiatra. Fui a la visita y a ver que me encontraba… 
—Hola. ¿El señor loco? 
—Si, soy yo. 
—Pase a mi despacho. Bueno, veo que lleva un tiempo con mucha ansiedad y durmiendo mal. También dejaron apuntado que está triste y no se puede motivar para hacer alguna actividad. 
—Es que mire, yo no veo salida. Siento dentro una pesada losa que aplasta mi alegría y no tengo ganas de nada… 
—Está bien, siga tomando el fármaco y le receto un ansiolítico por si acaso le hiciera falta. 
Cuándo pensaba que se despediría de mí, y que abriría la puerta para que me fuese, ¡chas! De repente me dijo algo sorprendente:
—Mira yo te recomiendo que abraces más a los que quieres y te desean lo más positivo y bueno. Quiero que hagas cosas que despierten tu alegría. Quiero que ames la vida como si nunca hubieras sentido su melodía. Bailala, goza, sé libertad amando y dejándote acariciar. Deseo que cada mañana mires al cielo y ansies volar. Si tienes pesares dentro te ayudaré para que salgan en libertad. Ahora sal de aquí y la próxima vez que nos veamos me dirás que tu entorno se ha visto abrumado, que lo que te perturbaba fue por tu alegría deslumbrado, que no soportó tanta luz que nació de ti y de tus alas de ángel nuevo y con luz en la mirada. Que no lo aguantaron los que te ponían peso, esa carga que traías en el alma como ansia de amor densa y pesada. 
Si, lo sé, es mucho por hacer… Pero tienes algo que antes no podías ni ver. Pon tu mano en el corazón, ¿lo sientes? Pues ese latido es la mejor medicación. Solo sigue los latidos, ese será el ritmo y el camino para saber cómo hacer y decir, cómo allanar y descartar. Así haciendo caso de tu vitalidad verás las salidas para volver a liberar la alegría y el deseo de continuar. 
Me quedé sin palabras. Salí dándole las gracias. Y hoy ya no hay cargas. Hoy sé que no es la profesión: del psicólogo o del psiquiatra, sino la bondad que encuentres, la entrega de caricias más humanas, el ser que esté dispuesto a recomponer tus alas. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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