¡OYE!



¡OYE! 

No diré nada de lo que me pueda arrepentir. Esta es la manera de no hacer al otro infeliz, cuando se habla de amor y de no hacer sufrir. 
Yo no daño con mis palabras, ¿podría?, pues sí, pero no es tránsito en mi vida. 
Yo quiero crear belleza, pues maldad y dureza ya hay mucha en esta senda. 
Ah si te veo y escucho tus palabras dedicadas a mi alma, yo me pongo excitado porque será que te he encontrado. 
No soy rico ni tengo grandes músculos, pero te puedo regalar un verso cada día del amor que sea para nosotros. 
Hoy sé de vida y dolores, pero miro al mañana con el alma en espera de gozar de tu risa y caricias cual seda en mi tez, siendo tú el lienzo que pintarán mis colores de amores y bondades para siempre, ¿cómo lo ves? 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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