MIRADAS



MIRADAS 

La primera vez que miré a alguien quise saber de su profundidad, de sus sentimientos y de sus internos desaires. 
Era un infante inquieto, impulsivo. 
Pero sí, ya percibía más allá del rostro lo más profundo de otros individuos. 
La mirada es como un charco en medio del vacío, no se sabe si es infinita la nada, pero se nota algún atisbo de lo que hay dentro tan profundamente escondido. 
Miradas hay muchas: más inquietas, más juguetonas, más incisivas, más violentas, más cariñosas. Pero cuando se mira con la esencia todo aflora y se enlazan los sentimientos entre las horas y el aliento de los espíritus, esos que se están transmitiendo. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

Comentarios

Entradas populares