INTENTAR VOLAR



INTENTAR VOLAR 

Hubo un Ángel tan perdido en los comienzos. 
Era un ser lleno de amor, pero con una equivocación prendida en su interior: él pensaba que todo lo podía alcanzar, que nada se le negaba, porque con sus alas podía volar, y llegar a coger lo que ansiaba su corazón de pálpitos de aire a gran velocidad de ser lo más… 
Deseaba engalanar de su ansia todo su deseo: de poseer y de entrelazar, de mezclar con su esencia todo lo habido y por haber… todo lo más instintivo de la humanidad. 
Y ese Ángel con su deseo pasional acaparó tanto que no lo pudo soportar. 
Cayó por el desfiladero de la angustia y el espanto más terrenal. 
Sus alas ya no funcionaban, no podía echar a volar. 
Y mientras caía por su mente pasaban las vidas de cuando era humano, y solo podía pensar que su razón era el obstáculo para poder imaginar: en ser una criatura llena de felicidad, ser vuelo despejado. 
«Pero ni un ser alado y ya de vida libre de físico es un icono de la verdad», aún es lo creado por el no saber que ya todo lo llevamos: 
Somos el sentimiento poseído de cúmulos innecesarios. 
Solo estamos liberados de lastre al imaginar que volar es ser felices, nada más lejano, solo es creer que la vida es belleza nutrida de rendición al brillo que la codicia ilumina, ¡no!... Ahí no está la verdadera dicha. 
Todos somos ángeles, tejiendo alas de auténtica luz, para salir a volar en la verdadera vida. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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