SÉ...



SÉ… 

Sálvame del tormento. 
Sé mi libertad luz del cielo. 
Quiero huir de mi encierro, 
pues no concibo esta realidad. 
Te pido don divino de los cielos: 
tráeme el saber y que se me alce el alma, para crecer en la divinidad humana. 
Quiero ser un desahogo que huya lejos de esta barbaridad que asola la belleza, esa diversidad sometida y arrancada de la memoria. 
Somos culpables de romper la sabiduría de la femenina virtud. 
Somos los causantes de su dolor y ese llanto tan sangrante que no grita porque no se le quiere oír. 
Sé y no sigas desviando la solución. 
Sé mi maestro y el de todos los blancos y puros guerreros de sabio corazón. 
Queremos hallar la derrota de los llamados por el miedo: jauría de fieras del desolador infierno. 
Volarán mis valores y seré tu siervo para luchar. 
No dudes vida y creación, que a mi se unirán muchos más...
Ten presente que estamos esperando tu orden de luz y energía, esa valentía hecha orgullo, esperamos ese hallazgo de tu guía que nos lleve al liberador suspiro de este mundo. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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