CUESTIÓN DE NIÑOS




CUESTIÓN DE NIÑOS 

Hola bienvenidos a este viaje. Un viaje por una vida, que no es una autobiografía. Digamos que es algo contado con toques de metáfora. No hay que entrar en detalles concretos en lo que se explica y se cuenta…
Solo os diré que este viaje es una odisea, es correr en un laberinto que no tiene salida, pero como son las cosas llega un momento que caes e incas las rodillas en el suelo desesperado. Y de pronto baja una cuerda del cielo y, ¡es un helicóptero que ha venido a rescatarte! Cómo son las cosas, qué raro y qué incomprensible es la vida. 
Os explicaré momentos y experiencias. Serán verdades o incongruencias, da igual la opinión que tengáis ahora mismo, ni lo que penséis de qué puede ser esto que está aquí escrito, porque nada de lo que contaré lo habéis vivido, o por lo menos no igual, ni tampoco de la manera que yo lo he sentido. 
PASOS Y PENSAMIENTOS 
Primero se nace, después se crece y se sigue creciendo hasta que llegó el momento que paras y empiezas a torcer el cuerpo y a arrugarte, bueno eso quiere decir que estás envejeciendo. 
Pero bueno, primero comencemos: un niño, ¿un niño puede pensar en el suicidio siendo pequeño, rondando los diez años o algo menos de ocho, pongamos? , ¿lo creéis?, ¡pues sí!, hay criaturas que ya lo piensan por experiencias traumáticas. 
Esas que llevadas a la madurez serían simples anécdotas sin importancia. Pero, no mero vivir para la manera de comprender de una criatura frágil e inexperta en comprensión, contaminada de dolor. 
Son odiseas, son hechos fatales, tremendos trascendentales sucesos, siempre desde su perspectiva. 
En su futuro son los primeros bandazos que se dan en la vida. 
¿Por qué digo todo esto?, os preguntaréis, pues muy sencillo: era un pequeñajo con unas gafas más grandes que él, llevaba una cadena porque había roto muchos cristales y sus padres estaban cansados de comprarle lentes nuevas. 
Un chiquillo travieso, con cara de no haber roto un plato, pero con un interior dolorido. La causa, bueno no quiero entrar en detalles, pero es el primer comienzo en conocer la vida, su interior y el mundo que le envuelve y rodeaba. Ahora son los recuerdos más avispados en venir y ser presentes en la mente. Son aquellos atisbos vividos o más bien anidados profundamente. 
Este niño de gafas enormes estudiaba en la escuela como todos los niños, claro. En estas sociedades avanzadas tenemos esa ventaja de que se nos educa y se nos dan oportunidades. 
Esta criatura fue vapuleada en el colegio por otros compañeros. Ya sabéis lo que se dice: que los niños no saben dónde está el bien y el mal, simplemente actúan y se dejan llevar por el instinto mezclado con ese ímpetu de vivir y la magia que tiene la niñez: de vivir sin que duela saber de la realidad tan espantosa que envuelve la sociedad. 
Aquí es el final de un momento quieto en mí, parado en ese lugar donde no volverá a ser latido encendido de presente y realidad actual. Aquí queda un trasiego más… 
Pero habrá más para él…, sin disculpas del destino, solamente papel en blanco para liberar y no desfallecer. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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