PUPILAS DE DRAGÓN




PUPILAS DE DRAGÓN 

Y el interior recuerdos y sus atisbos, 
me devoró aquel dragón interno. 
Fui grito dentro de auxilios, 
quemaba tanto aquel feroz fuego. 

Eran maniobras del desconsuelo
que me llevaban a un triste encierro. 
Yo perdí la esperanza y aún lo siento, 
como me devoraba ansioso por dentro. 

Quise que volara lejos de mi anhelo 
por terminar con el tan doloroso encuentro. 
Y quemaba por todo mi cuerpo su sesgo, que me desgarraba los adentros. 

Le pedí al guerrero que despertara 
y este no hizo caso, no oía mis peticiones, de acabar con lo tremendo y luchar o salir huyendo. 

Siempre estoy atento por si eclosiona de nuevo el huevo. 
No sé si puede que en algún momento nazca otra vez ese dragón tan irreal, conmigo hasta el final perpetuo. 

No soy de dónde pertenezco, 
solo uno más con la tormenta de estar sintiéndolo, dejando caer su 
voraz fuego en lo profundo de mis sentimientos. 

Así aunque resistía en esa manera 
de vida algo irreal, no sentía la vida igual. 
También hicieron algo de provecho mis prendidos sentimientos, 
callaron al dragón, pues este ya no podía lanzar su fuego abrasador
en mi ya frágil entendimiento de ser aceptación, 
el aceptar el grandísimo dolor, 
que salía místico en delirios
por ser el que iba incendiando vidas, tantas como historia lleva la locura al lado de la humana memoria. 

Pero es…, por verdad cruel, era y es el de mirada en oscuridad y llamarada con fuego en lo profundo de mis pupilas, tan paradas como invíto hielo. 

Él y su reflejo, yo su espejo, él más interno dragón delirante y sometedor, de los tiempos y de destinos venideros. 
He de seguir creciendo 
y de sus llamas lanzadas
aprendiendo, 
para seguir siendo guerra en ese humeante recuerdo, 
de aquel ferviente gritar su fin 
con rabioso ruego. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
POeT@ Intemporal ©.

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