Hoy me levanto con una sonrisa, pues no puedo permitirme ni puedo regalarle al mundo una lágrima. Ni puedo darle más pena al baile de la locura que el sentir amor arriesga. Porque ya es bastante y suficiente el dolor que cubre las conciencias. 
Por eso, sí a veces te preguntas: 
¿Por qué no tengo una felicidad plena? Es porque si no hay una total alegría y sigue el dolor corriendo por las venas, nunca seremos totalmente libres ni sentiremos ni se sentirá mejor la común conciencia. 
Nada será el alma por vivir en condena. La verdadera calma que no llega es la libertad sin golpes ni condenas. Porque los que andamos en esta tierra llevamos la guía equivocada y deseamos tener al fin esa paz dentro que no llega. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
POeT@ Intemporal ©.

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