CANTINERA

CANTINERA 

Buenas noches querida. Ponme una copa que quiero ahogar mi herida. Esta noche deseo aplacar mis ansias sin medida, con ron especial que guardas hay detrás en el almacén de la cantina. 

Tengo un pesar en mis adentros que es el amor que tengo chillando loco y tremendo. Que puede no ser correspondido este deseo con tanto sentimiento, y eso me quema adentro. 

Hiere más que cualquier alcohol fuerte, que whisky eterno cayendo por mi garganta de borracho dolido. Duele más que cualquier aguardiente, más que cualquier licor de fuego. 

Por favor cantinera llena de nuevo mi vaso y deja que naufrague el fracaso. 

Mirándote a los ojos te diría que lo voy llevando…, aunque delirando con el sediento fracaso. 

Que lo estoy superando, pero sería un engaño hacia mi corazón destrozado, decir que no he sido traicionado por mis pasos. 

Sabes querida, hace días que no descanso, voy por las noches en vela por las calles caminando. 

Es esa esa imagen en mente de alguien de la que estoy enamorado. 

No preguntes quién es…, tiemblo solo de pensarlo.

No me hagas decir su nombre, pues ahora no es momento de saciar tus ganas de ser o saber. 

¿Cantinera dime que te debo por beberme esa botella? Pero antes tengo que decirte algo: 

Qué ese amor que me está perturbando. La que llevo en mi alma y no me hace caso, ¡eres tú! cantinera. Ese sueño que tanto adoro y amo. 

¿Qué te parece? Te has quedado sin palabras, ¡¿eh!? 

Pues no contestes todavía, no hace falta, piénsalo y dentro de dos jornadas, volveré a esta cantina cuando hayas pensado lo que aquí he volcado, ese amor que te he ido susurrando. Pero tú, no lo has notado. Dentro de dos días cuando llegue con nocturnidad a esta cantina, quiero que me digas, quiero que expreses si tú sientes lo mismo, sí por mí morirías, y si no es así no te preocupes no volveré. No quiero ver más tu sonrisa, pues me duele tanto que si eso ocurre en el mismo momento moriría en el suelo de tu cantina. 

Adiós querida, hasta dentro de dos días, y veremos si quieres ser… Me alejo dándole vueltas al ser en ti o beber y beber sin merecer. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 

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