¡QUÉ SE ALEJEN!



¡QUÉ SE ALEJEN! 

Perdido muy dentro entre fuertes gritos 
sangre de herida, nada de indolora, 
vida presa, duele, es arrasadora. 
Los días sombríos hieren, ¡malditos! 

Buscando libero, sesos no adscritos. 
El alma así se cura, soñadora
por una vida enferma, atronadora. 
Es el ansiar de cantos inauditos. 

Yo así no hallaba solución alguna. 
Nada puede el alma, me debilito... 
Hallé un poco de luz de bella luna. 

Encontré salida a negra laguna. 
Por fin dejé el rasgar de aquel delito, 
liberé, lo venido de la cuna.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
Poeta Intemporal ©.

Comentarios

Entradas populares