UN AULLIDO FINAL



UN AULLIDO FINAL 

El lobo le maullaba a la luna todos sus dolores, todas sus heridas. 
Los cachorros lo miraban y aprendían cercanos a él, para cuando en un futuro tuviesen que pedirle y rogarle y liberar de dentro lo que les dolía. 

La luna azotaba con sus rayos a esas criaturas, esas que susurraban todos sus desvaríos y todas las tristezas que en la vida llevaban encadenadas y adheridas. 

Un rayo de luz atravesó el corazón del lobo, y al caer sus pequeños cachorros lo arrastraron hasta el trozo de tierra donde nacieron, y por primera vez se unió a la tierra con un amor entregado y pleno, por fin libre fue a yacer el padre velado por sus crías, así se fue, así lleno el corazón de luz de luna tibia y querida. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
Poeta Intemporal ©.

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