NI MÁS, NI MENOS DERECHO



NI MÁS, NI MENOS DERECHO 

¿De dónde vienes tristeza? 
¿Es que tú eres la lección del amor despreciado de la humana leyenda? 
Sería muy fácil vivir en la vida sin sesgos de caricias en el mundo y sus brisas tempranas. 
Soy fiel al dolor sacado del alma, para así seguir luchando contra los oscuros desaires del ser, esos de no tener conciencia de lo lúcido de tener igualdad en la relatada memoria humana. 
Tengo preguntas y no halla mi ser jamás respuestas al incómodo seguir sin paz en las entrañas. 
Por eso soy conciencia de que en los continentes son arrastradas las carencias de las vidas al ocaso de salvación, pues no existe más desolado consuelo de lo andado que ver como nos aprovechamos unos de otros, por ser dominación y tiniebla, buscando siempre el deseo del propio súper ego, ese malicioso encuentro con el retroceso de la empatía, la emoción y el amor verdadero, de unos a otros sin quemar tiempo de los que marcamos con desprecio. 
No voy a decir que no sueño con sentir algún día, poder tener la alegre sensación de que ya se ponen cimientos para que la civilización de fin al tropiezo en bucle, de ser dolor para nosotros y todos los viajeros que no tienen amor ni aprecio en la tierra. 
Qué es, una la vida en el ahora, y en ella andamos de pie y se caen por el suelo los derechos fundamentales de los seres, de plena suya también la justicia. 
Esto de vivir ha de ser emoción y no darle secundaria verdad al latir de sus corazones, esos que somos… y no es un espíritu dueño ni verdugo de otra vida y su pleno derecho a la ley de la vida. 
En vida, somos la misma humana premisa de evolucionar, y por eso no hay que dar desgarros a otros ciclos de crecer y transitar, ser con el mismo valor de igual tránsito todos, y ya, así sin más que dar lugar al ser sin romper las vidas por el razonamiento de apartar. 
Yo no le daré nunca la negación a las alma de mi misma realidad, espero que tú lo sepas realizar, sin duda de que eso es amarte y amar como ama la flor a su tallo y este a la planta que en tierra se alza, y así crece la vida sin más que la misma preferencia por la vida y su naturaleza que a todos amamanta. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
Poeta Intemporal ©.

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