SOSTENERTE



SOSTENERTE 

Mis pupilas están hoy tranquilas. 
Pero aún puedo volver a aquellos momentos en que ardía mi mirada, me consumía el lamento y se quemaba mi esencia en mis adentros. 
Hoy en día he dejado atrás las fronteras de lo incierto. Todas las ahogadas sentidas precarias horas de irrealidad desbordada, que en lo ahogado que siempre me iba dejando a la deriva de una felicidad que no llegaba, que huía de mis días, y me dejaba totalmente invadido de rencor hacia mí mismo. 
El alma dolía, y podía escuchar el grito en mi interior que decía: que nada podía ser más cruel y doloroso que estar en esa telaraña de locura atrapado, esperando a que te devore tu propia inseguridad y el vacío de ser, qué hace que solamente puedas desear huir dentro de tu mente y en un laberinto perder… perderte. Todos los impulsos alejar, tus aciertos iluminar, y desear con una gran capacidad que todo vuelva a ser como antes de ver la realidad y su cruel sendero, de odios y desprecios de una humanidad qué hace el camino más cuesta arriba, y que duela tanto mirar de frente a la realidad qué tanto arde delante del frío corazón distante, y preso de desolación que la realidad atrocia, para sacarte la estresante rabia del mundo delirante hacia lo desigual, que rompe la estabilidad de querer un feliz instante entre tanto desbordado lamentar, de los caminantes entre sí. 
En las vidas se ven muros que separan al espíritu de la felicidad, que se aísla en un real intento de cubrir el dolor de la protección de algo incierto para continuar. 
Y en la senda de llamas de soledad y vida ardiendo de un fuego que desgarra, con fuego del querer ser más fuerte para entenderlo, para ser un simple viajero sin congelar en frío miedo la estabilidad, de ser e ir sosteniendo una vida llena de rabia y dolores en el caminar, dejar de estar preso de la cruel mirada de la realidad. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 
Poeta Intemporal ©.

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