Y A ELLA LE RUEGO…

Y A ELLA LE RUEGO… 

Le pido que no me abandone, que siempre esté como estandarte en mi vida, porque así me enfrentó a los desvalidos momentos del camino, y a los momentos de sufrida melancolía, con una fuerza, con un arrojo que siempre me hace ser el que puede tener la valerosa intención de volver a emprender, esto de estar tan vivo. 

Le pido también que nunca se aleje, que siempre me dé el poder de poder verla en el horizonte, para poder volar hacia ella… y que siempre me entregué los dulces momentos y la espera que no desespera, porque la tengo a ella conmigo. 

Y abrázame, tú, que das fuerzas para seguir en este viaje, en esta vereda de tristeza. 

Y me des el consuelo en lamentos, que tanto necesita esta alma presa a veces de la realidad de pasos inciertos, de lo que vendrá… que es tan estampida esto de ir, ¿hacia dónde, en qué lugar de lo sufrido, a hilar eso, el ser, el ir… por qué tanta incerteza, puede ser, puede que será? Del dolor una vez en vida, en él tú aumentarás el gozo, de que se puede soportar, ¿cambiaras lo hiriente de lo real? ¡Ay el caminar!, no sería, no lo podría sin tí soportar. 

Te pido que siempre estés conmigo y le des el consuelo a mis días, a mis pasos que son ineptos, que son una manera de poder provocar al ser de ti siervo, siempre para arremeter el segundo y lo que será… con valeroso momento, al intento de ser un valiente, ese… él, el que siempre se vuelve a levantar. 

Pido al susurro de tu lealtad: que no me deje nunca de dar consuelo, y me de tersas las caricias que necesita mi espíritu para continuar. 

Te pido, ¡oh benevolente!: que no se vaya más de mi lado tu empuje, que no me dejes ni un momento para poder respirar. 

Por eso a ti esperanza te ruego con toda mi voluntad: que no me dejes nunca para poder continuar. Sé mi fuerza en vida, 

y al ser muerte que seas la que al volver mi aroma hallará. 

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo 

Poeta Intemporal ©.