ATRÁS
ATRÁS
Huir quiero
tácito mi penar
es el fuego de la soledad.
Raíces amamantadas por la tierra quisiera
dentro de mi alma,
y así en sus afueras florecerá de nuevo mi felicidad,
y sus entrañas algo apagadas.
No es que llore el desconsuelo por el que quisiera,
anhelo que se apagó hace tiempo y dentro quema,
tiempo hace que las llamas a un solitario
espejo que ya no refleja.
En la tristeza una imagen en el interior de una cabeza,
un pensamiento del desaire de la vida
que atraviesa con el hundido de la quietud,
que ya no hay presencia.
Solitud que al alma embelesa de gratitud incierta, dolor que espesa la conciencia.
Huida impuesta
lamentos que al ser remueven y duelen tanto que cae prendida la alegría,
en el pozo hondo de fuego de espanto,
en ese que duele cayendo su ser en los días.
Atrás soledad así no lo siento
y no quiero tú embestida,
pues en mi vida ya no hay cabida para tanto pesar, y dolor de inquina travesía.
Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo
Poeta Intemporal ©.
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