UN POEMA QUE ESPERA...

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UN POEMA QUE ESPERA…

El alma flamenca mueve el abanico o bate el olivo de la tierra indomable.

Y en el norte se sigue cortando a mano el tronco seco en verano.

Y un poco más abajo se disfrutan habaneras.

Todo mi amor lo canto en letras que bailan al ritmo de mi tierra diversa.

Una gran proeza, unida, guerrera.

Que aunque algunos no quieran siempre ganará la vida abierta al arte y sus estrellas cardinales, de sentirse un habitante como otro cualquiera.

Y es lo que amo y con el corazón envuelto en llantos seguiré apostando por lo que une y acaba con el rechazo.

Pese a quién le pese soy como el amor del mismo aire que respiramos.

Por eso no habrá nunca una línea que nos pueda separar, sino que se lo digan al resto del mundo, que les digan que el futuro de la humanidad es la diferencia con más terrenos y parcelas, que la división no es la manera que nos enfrenta. Que les digan a las gentes de nuestro planeta que unos sois, somos, son mejores que cualquiera, y ese es el motivo de hacer crecer las fronteras.

Unas líneas divisorias que nos hacen tener diferencias, reñir y pelear por tener más parcela que el otro y decir al que se lamenta: mira yo disfruto de riquezas y tu no sabes, no tienes la inteligencia, no eres merecedor de lo bello que nos queda.

Y si no es apartarse la solución, si no es remar todos con relevos marcando una dirección conjunta y certera hacia el futuro, de un paraíso unido, hermoso y que abandonó la idea de querer ser mejor más feliz y más poderoso que los semejantes, que lo único que quieren es vencer al rencor y ser un consenso hacia el amor y tener la llave que abre la ilusión, para estar ¡ahora sí! Llenos de la verdad que nos unió, un poema que brilló con la luz de la vida que ¡ahora sí! Nos da el lugar y por fin nos respeta, por haber sabido enlazar la diferencia con las ganas de amar y una verdadera unificada lealtad de esta humanidad, algo confundida y dispersa. Podéis sentir ese grito ahí fuera, son las estrellas diciéndonos: la luz va junta sin lugar para las tinieblas.

Escuchar cómo el universo nos enseña.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo

Poeta Intemporal ©.