LAS PALABRAS BIEN USADAS

Descubre el sendero de mis palabras...

LAS PALABRAS BIEN USADAS

Una palabra puede hacer daño

puede llenar el alma de alegría para continuar caminando.

Una palabra es río desbordado o es un remanso de paz en este huracán en el que caminamos.

Pero cuando la tienes dentro de tu pensamiento

antes de sacarla

antes de lanzarla al viento

donde alguien la recoge y se le mete dentro,

solo tienes que ponerte en el lugar del otro

en ese sitio

y piensa cómo sentará en el alma que tienes enfrente, piensa así, qué más hará…

Si es fuego o si es agua o viento

pero piénsalo antes de dejarla volar,

antes de que choque en la realidad de otra alma.

Porque ahí ya no hay marcha atrás.

Porque quedará para siempre suelta volando

por el cielo de lo que se dijo

de lo que se susurro al viento.

Por eso has de tejer las palabras antes en tus adentros,

y cuando salgan

cuando se liberen será mucho más suave y verdadero.

Solo las crueles a los que las merecen

solo sables afilados a quien merece ser castigado.

La palabra un bien otorgado

pero también puede ser una soga en la que el amor propio queda colgado.

Cuidado cuando la saques del interior

porque ya no volverá

porque ya ha salido libre al navegar,

y si quieres a una alma de verdad

la marcha atrás no podrá ser olvido.

Porque le entró directamente y ardió en su mente y espíritu.

Por esa razón se paciente y piensa dos o tres veces antes de trazar algo desde la mente,

que saldrá como un afluente desbordado

como corriente disparatada y que nunca más podrás rectificar el cauce desbordado.

No volverá al silencio del que nunca tuvo que salir, del que nunca tuvo que ser pronunciada la palabra, que dio paso al sufrimiento.

Pero si es palabra de bondad y agradecimiento

de aprecio

sácalas todas

que esas no crearán fuegos de crueldad.

Solo usa la palabra para el bien ajeno

y la cruel

la que daña el reflejo

solo al que la merezca

solo a ese que va empujando con crueldad y desprecio,

solo a ese se le estampa,

solo a ese se le clava en el alma.

Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo

Poeta Intemporal ©.