SE ADUEÑA DE NUEVO LA TORPEZA

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SE ADUEÑA DE NUEVO LA TORPEZA


No caigamos de nuevo en la misma piedra.
No, no seamos de nuevo memoria que arderá en la vereda, pero esta más moderna.
Los hijos del hueso en la cuneta quieren que se calmen sus arrancadas notas de sangre de partitura cortada y maltrecha, sacar el resto que queda.
Por tenerlo en nicho elegido o ceniza en urna donde sepa que no sigue mancillado su honor de lucha certera, en el error de la bandera golpeada por una guerra que aún desangra conciencias.
Son himnos de frentes alzados
por esos proclamados por creerse más señalados por costumbre y fin del progresar avanzado.
Seamos el rumbo mejorado, dando visión de futuro y sitio a la costumbre de cultura y encantos, que algo mejorados podrán acompañarnos.
Pero no caigamos de golpe otra vez en la llama del espanto.
De enfrentarnos, hermanos contra hermanos.
De nuevo hemos de intentar frenarlo, intentarlo o iremos junto al bucle de volver a odiarnos en dos bandos.
No dejemos que se continúe publicitando en el mundo
ese mensaje de miedo
que el populista grita con voz de narrador equivocado.
Desangrando de sentimientos al que solo quiere una tierra de derechos igualitarios.
Crece y se está ampliando el falso relato de que la ideología progresista
será el fin de la tradición y sus sentidas ristras, de sentir historia de costumbres leídas en la sociedad antigua.
No es más que la sarta de mentiras,
del que codicia siga aplacando protesta, dándole cierre al crecer de la ideología que invita al derecho de ser una misma alma
sin que el poder odioso aniquile ser una raza unida.
Hoy se invita a ser patriota de lo que dicen que dignifica, pero no se quiere más a una tierra proclamando a golpe de garrotazos sentimientos encontrados.
No a un mundo desorientado del sendero de ser veleros hacia el mismo mar, tan diverso como realzado por riqueza de unir fuerza de distintas culturas que agarran unas mismas riendas.
Temo que la falsa idea de hacer creer que los que llegan de afuera serán el final de tranquilidad y riquezas.
Si controlamos las llegadas con sabiduría y siendo sensatos no habrá temor de acabar desbordados sin ser despoblados.
Veo el mundo que siempre he soñado, y es ese en el que hay tierras por donde se puede en libertad ir caminando.
Donde todo ser humano es valorado y no se amputan sus pasos.
Sí, lo sé, no es más que un sueño de alguien que desea y se ilusiona por que eso se pudiera llevar a cabo.
Lo real de la deriva que está cogiendo fuerza en la vida es muy distinta de esa fantasía que tanto bien haría.
Utopía del soñar en sendas vacías de estigmas.
Por eso dejemos de lado el pensamiento retrógrado, de ser aliados del errar siempre en querer destacar unos por encima de otros, pisándonos sin importar el corazón paralelo de un mismo camino andado.
La vida sería más sabía, si los que estamos en el cambio inevitable de progreso y medios tecnológicos, que ponen desafíos de moral y ética por revoluciones en materias de la manera de tratar la existencia y cómo nos relacionamos, si la abordamos todos a una todo irá mejorando.
Seamos raza que acierta, y unamos fuerzas en vez de prender hogueras.
Porque el que hereda no desea ser odio que reprenda riendas de libertad, para dejar generaciones obsoletas de generosidad de caminar juntos sin despreciar.
La humanidad tiene que atravesar el túnel de oscura división de rechazar lo diverso en unión, que aporta grandeza al poder de la paz y reunir en vez de separar.



Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo/POETA.
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